lunes, 25 de junio de 2012

Tercera y última parte de la reseña del A-X Cross Hidalgo

Reseña de la A XCross Hidalgo 2012 Tercera parte Última etapa y el cansancio ya se ha acumulado en las piernas de todos los corredores. La lluvia nuevamente sigue con notros, ha decidido correr esta etapa de cierre, durante la competencia, solo nos dará tregua por 5 minutos; sin embargo, sus efectos ya estaban hechos, mañana hélida, ascenso a las Ms entre neblina y nubes, caminos llenos de lodo y piedras, lentes inhabilitados por lo que la vista desnuda era la mejor opción; aunque esto tuviera un precio que pagarse. Cada fotón venía acompañado de una dosis mayúscula de lodo y tierra por lo que al final de la carrera lloraba piedras y lodo; ¡literal! Entrando en materia de la carrera todos salimos un tanto precavidos, sabiéndonos mermados de una u otra manera. Los primeros jalones y un corredor que en las etapa anteriores me había hecho comer su polvo le dice a su coequipero -vas, yo aquí me quedo, yo ya no traigo- Como si me lo hubieran dicho a mí, salgo disparado a alcanzar al recién conformado pelotón puntero de 9 corredores. Nos dirigimos hacia el primer puerto y en el primer ascenso dos corredores intentan darse a la fuga; ni lo Escárcega ni Tinker hacen algo por alcanzarlos; sin saber que hacer decido lanzarme a la aventura, sin deber ni temer y con el simple aliciente de ver que tanto puedo hacer con ese grupo decido alcanzarlos. Trabajamos unos 10 minutos juntos cuando uno de ellos decide regresar por su compañero (pues competía en parejas). Para el momento de ser solo dos en punta mis piernas empezaban a flaquear, el otro corredor sin dar signos de flaqueza sigue su paso y lo despido esperando volver a verlo; no será así. Mientras a él lo veo alejarse, el grupo de persecución me absorbe y en las subidas más fuertes se desintegra convirtiéndose en rastros de lo que era. Quedo atravesado y aislado pero alcanzo a ver desde el faro de mi séptima posición que Escárcega y Tinker se van a la caza del escapado. Con cada vuelta de cada M, el ascenso se hace más difícil; y entre cada espasmo de cansancio la postal que se tiene es maravillosa, uno se vuelve parte de las nubes. A paso veloz vienen a la caza Juan Pablo y el que se había regresado por su coequipero; claro, con coequipero. Llegamos a la cima y en ella Juan Pablo y yo nos quedamos a reabastecer los bidones, Juan Pablo se atraganta con el pan que me tocaba y salimos a la caza ahora de los dos de adelante. Bajamos rápidamente y justo antes de llegar a un nuevo ascenso les damos alcance. Empezamos a pedalear en el ascenso y su majestuosidad y belleza me hacen disfrutar de todo lo que me regala, frío, lluvia, lodo, ojos enegrecidos por la tierra, enrojecidos por el ardor y aprieto los puños de la bici sabiéndome ahí. Con las piernas descansadas por el descenso pedaleo fuerte y aunque le grito a JP para que me acompañe el decide reservarse. Subida con truco pues es difícil administrarte si no sabes cuando va a terminar, las nubes te impiden ver la cima de la montaña, subes a ciegas sin saber si la siguiente vuelta será la última. En un momento de flaqueza pregunto a la ambulancia si ya falta poco y me da una respuesta que no era la que yo quería, a mis espaldas no logro ver a nadie y lo trato de tomar tranquilamente, aunque siempre tengo cierto nerviosismo porque no querer ser alcanzado y menos aún rebasado. Descenso anchos de terracería y aunque no exigen mucho la poca visibilidad y la tierra tan suelta me hacen ser precavido. Después de rodar más de 3 horas y media salgo a una carretera y no estoy seguro de haber tomado la dirección correcta, sigo pedaleando pero sin tanto brío por la desconfianza de estar en el camino equivocado y esto lo aprovecha JP para acecharme, ahora lo tengo a vista. Sabiendo que no me regalaría nada acelero el paso y me hago un espacio entre los coches y hago mi propio embalaje en solitario para tomar lo que quería fuera mío, un séptimo lugar que compensaría todo padecido anteriormente. El arribo a Zimapán es acontecimiento municipal y una gran fiesta nos espera en el lugar, algarabía, fotos y saludos con el tres veces H. Presidente municipal no se hacen esperar. La competencia ha terminado y ahora solo queda regresar a la vida real. A esas que nos permitieron ser ciclistas de 24 horas por 3 días. Regresamos a casa satisfechos por haber hecho nuestra parte, con problemas o sin ellos, dimos todo lo que teníamos, poco o mucho esta allá en Hidalgo, pueden ir y buscarlo, ahí lo encontrarán, en el lodo, en la yesca, en la flor que nos vio pasar con una idea en la mente, y nosotros no pudimos regresarle la mirada pues otras cosas nos ocupaban, todo ello les contarán de nosotros. Gracias especiales al Papá Gama que nos aguantó, acompañó y ayudó con gran cariño. A Adri por el soporte al equipo con una sonrisa, aunque esa seguro la agradece más JP, Jeje. Y a Yola por su mismo apoyo y la documentación gráfica de este evento; he de decir que creo estaba más emocionada que yo en ir. ¡A seguir sacando la Garra Pumas!

domingo, 24 de junio de 2012

Parte 2 de 3 de la reseña de Daniel Cortes A-X Cross Hidalgo

Reseña de la A XCross Hidalgo 2012 Segunda parte Después de la introducción del día anterior, la brutalidad de la segunda etapa nos toca la puerta de las tiendas de campaña a las 5:30 am. Desayuno, recoger las tiendas de campaña y alistarse. La lluvia no había cedido salvo por minutos desde anoche; por la mañana nos deja alistarnos para posteriormente seguir con su peregrinar a esta tierra. Los organizadores nos indican que todo está listo y que aquellos competidores que no lleguen a tiempo serán penalizados con 5 minutos. Partimos del lugar de acampado Juan Pablo y yo, vamos rodando a paso lento mientras dejamos que la lluvia nos cuente lo que tiene planeado para este día. Para cuando llegamos al arco de salida no hay nadie, el corazón se sobresalta y nos indican que seremos penalizados, la competencia había arrancado sin nosotros. Nos indican que debemos rodar 800 metros y tomar el camino de la izquierda, seguimos por 2 km y no vemos ningún señalamiento y es ahí cuando nos damos cuenta que estamos perdidos, regresamos y nos indican por donde debíamos tomar el camino correcto, este nunca estuvo indicado. Tiempo total perdido; alrededor de 20 minutos. Con el coraje en lo puños y en las piernas tratamos de tranquilizarnos y nos decimos, no pasa nada, los alcanzaremos. Empezamos a subir y Juan Pablo se adelanta, pasamos a los primeros y a subir. La lluvia y la tierra habían entrado en comunión toda la noche y este día eran la combinación perfecta para no dejarnos pasar. Un lodo sumamente espeso, casi útil como material de construcción, cantidades brutales de yesca se entrelazan y favorecen la agregación del lodo sobre nuestras bicicletas, imposible seguir rodando, cuando me doy cuenta de ello estoy a punto de enfurecer y al levantar la vista veo a todo en la misma situación y suelto a reír, grandes risas me reconfortan y me hacen incluso disfrutar la situación. Hacer rodar la bicicleta por ese terreno mientras uno camina a su lado es imposible así que la bici es ahora el corredor y uno quien ha de moverse; subir con ella a cuestas es ahora el trabajo. Trato de sacar ventaja de esta situación y rebaso a Juan Pablo que intenta limpiar su linda Kona. Corro cuando se puede y sigo adelante, comentando con cada corredor lo que para mí era una situación chusca. La tierra se compacta y ¡a rodar! Subidas y bajadas pero la lluvia es constante. Sigo avanzado y me doy cuenta que la cadena empieza a saltar en cuando uso el plato chico así que tengo que usar el plato grande para ascender, por suerte las subidas no son muy exigentes……al menos por un tiempo, más tarde tengo que echar mano del plato chico pues de otra manera es imposible. Sigo rodando y el problema no se agrava, llega el punto donde justo antes de llegar al Chico, la pata del desviador se truena y yo varado en medio del bosque; todos los corredores que había alcanzado me pasan y 10 minutos después pasa Juan Pablo, platicamos un poco y me dice que mandara a alguien para recogerme. Comienzo a caminar cuando la camioneta del equipo de filmación me encuentra y me ofrecen llevarme hasta la civilización, sumamente triste acepto. Cuando ya no se puede competir, lo que quieres al menos es poder rodar, disfrutar del esfuerzo, los paisajes, la aventura, la libertad y para mí esto se había coartado. Sin embargo, tenía una pata de repuesto…en la camioneta puma. Al llegar al chico me informar que tenía unos segundos que la camioneta se acababa de ir. Mi desesperación aumentaba y cada vez creía que el no poder rodar cada vez era más una realidad. Partimos hacia donde ellos se encontraban; sin embargo yo me perdería el ascenso a los frailes, pero cuando todo está perdido el recuperar algo te devuelve un poco de alegría. Alcanzamos a la camioneta puma y entre el mecánico de Teenek (Go.bike), papá Gama y yo arreglamos la bicicleta. Me cargan de ánimos y vuelvo a partir. Camino de asfalto para finalmente entrar a la terracería y darme cuenta después de un rato que la bicicleta sigue dando problemas, una de las carretillas está completamente gastada y eso impide que la cadena permanezca en su lugar por lo que la cadena salta y con el peligro de que el desviador entre entré los rayos y ahora sí, adiós al resto de la competencia. No teniendo suficientes problemas la tensión del cambio delantero era muy poca y no lograba subir la cadena al plato grande, así que no debía pedalear en el plato chico y no podía pedalear en el plato grande. Todo se convertía en un estira y afloje entre el resto de los corredores y yo. Yo adelantándome cuando podía rodar, ellos alcanzándome cuando tenía que arreglar la cadena y/o hacer algún cambio manual. Al final todo se redujo a disfrutar el paisaje de majestuosas montañas, verdes valles, algunas zonas semiáridas acompañadas de cactáceas, una cementera en medio de la soledad, tiempo para pensar. Bajo con cuidado un camino ancho y me rebasa un competidor; me paro a arreglar mi cadena y cuando volteo en una recta interminable, él ya no está. ¡Esto es el colmo! Si el problema es que se destense la cadena pues entonces nunca dejaré de pedalear y eso es lo que hago, le doy tan duro como puedo incluso en bajadas y lo alcanzo a 6 km antes de llegar, en una última vuelta la cadena se zafa y la historia se repite. Me apresuro y trato de alcanzarlo, pedaleo con mis últimas trazas de orgullo y logro entrar antes que él. Cuando yo llego, Juan Pablo y Toño tienen alrededor de media hora de haber hecho lo propio; un buen baño es lo que ahora les ocupa. EL equipo de apoyo puma se encuentra ahora armando las tiendas de campaña. Yola me recibe con un buen pedazo de pizza el cual recibo gustoso. El ligero chipi chipi impide el aletargamiento que sobreviene al esfuerzo. Hora del recuento de los daños: un desviador delantero que no cambia pero que solo tiene que ajustarse, una bici que rechina cada que pedaleo y no sé porque pero que al parecer no me dará problemas para continuar. Momento de ir al desviador trasero y la falta de una carretilla funcional hicieron que la cadena rodara fuera de dicha carretilla y gastara la caja del desviador; aunque pude llegar a destino el seguir rodando así podría empeorar las cosas y me doy cuenta que si no consigo una antes de partir mañana temprano no competiré. El darme cuenta de esta realidad me pone cabizbajo. El fin básico de estar aquí es rodar y ahora no lo podía hacer, competencia llena de contratiempos mecánicos y caigo en la desilusión; toda la preparación perdida en infortunios. Trato de levantar lo que queda de mi ánimo y disfrutar de la comida que Teenek nos tiene preparada en compañía de Yola y el resto del equipo Puma. Dan las 8 de la y los organizadores indican que aún existen 16 corredores en su camino hacia el Tephé; lo que me sorprende aún más es saber que tienen estimada su llegada en 2 horas más. Los minutos siguen avanzando y los corredores aparecen de poco en poco, para estas horas ya con linternas para reconocer el camino. A partir de este momento el ambiente de fiesta se vive cada de un corredor llega, se siente en el ambiente una sensación de supervivencia y por ello cada que un corredor llega, todos aplauden. Este día la gran travesía de los 150 km había comenzado a las 7:45; para este momento al día solo le quedaba una hora de existencia y los últimos participantes aparecían corriendo…sobre sus pies; desperfectos mecánicos no los habían detenido en su afán de llegar por sus propios medios a la meta. Mientras tanto; 10 de la noche y yo husmeo como carroñero todos los campamentos en busca de un repuesto para mi bici, entre altibajos anímicos por un posible “sí”, un posible “no”nos, y varios “ tal vez “, entre piezas que son y no son encuentro una shimano para mi desviador Sram. Los cánones dicen que no son compatibles pero yo les digo a ellos y a sus dogmas que sus paradigmas fueron para romperse. Momento de prueba y la bici funciona perfectamente, aún conserva el rechinido que creo es del eje de centro pero ahí no puedo hacer nada. Lo que alegra mi noche más que las estrellas que no se ven, más que la rica cena que estábamos por comer, me llena el saber que al siguiente día podré rodar; porque al fin y al cabo, a eso vinimos ¿Qué no?

viernes, 22 de junio de 2012

Reseña de Daniel Cortés del A-X Cross Hidalgo -parte 1 de 3-

Reseña de la A XCross Hidalgo 2012 Primera parte A manera introductoria me gustaría mencionar que la edición pasada; la primera, también participamos. Menos de 30 dispuestos a recorrer más de 300 km; el mismo equipo puma integrado por Juan Pablo, Toño y yo nos fue superbién. Logramos posicionarnos en línea del 5to al 7mo; yo, JP y Toño respectivamente. En ese entonces la carrera nos dejo un gran sabor de boca así como un dolor de piernas y trasero que no menguaba sino solo al pasar de varios días. Casi un año después el recuerdo agridulce de la carrera nos hacía cosquillas en la mente. Juan Pablo y Toño listísimos para esta competencia, mientras que yo con problemas mecánicos en mi desviador y un bloqueo me tenían en la incertidumbre de mi asistencia. Mientras, mi tocayo Dany Partida apoyándome para no perder la asistencia. Al final mi Nextik (mi Specialized) arreglada gracias al esfuerzo titánico de Manuel Pacheco (mecánico de Teknobike Polanco), gran amigo de los pumas mtb. Esta carrera está planeada para cruzar el estado de Hidalgo en MTB, a diferencia de su edición anterior, esta estaba planeada para realizarse al revés. Acaxochitlán-Tulancingo-Huasca (70 km). Huasca-Tephé (150 km). Tephé-Zimapán (80 km). Para acumular un fabulosísimo 300 km. Siempre he pensado de esta carrera como una fiesta ciclista, durante 3 días (o 4 si te vas desde un día antes para la presentación) no hay nada más que tierra, lluvía, carbono, aluminio, soluciones isotónicas, casas de campaña, cansancio, placer, sufrimiento, desesperanza, plenitud, angustia, belleza, dolor y fraternidad. Día D y todo parece estar listo, los Gama y yo acordamos irnos juntos. El equipo completo: Antonio (papá) Gama, que funcionó como chofer, mecánico, avituallador, logístico, etc. Adri (novia de JP) que nos ayudo en todo momento como papá Gama, así como Yola que aunado a lo anterior la hizo de fotógrafa. Sin ellos, esta carrera no habría sido posible. Finalmente los 3 mismos corredores que repetiríamos experiencias un año después que como verán, no necesariamente fueron las mismas. Día de competencia y los nervios presentes, registro, reconocimiento de caras, piernas, bicis. Saludos a viejos amigos, nuevos amigos y a Tinker Juarez la leyenda. Desayuno de bienvenida de parte de Teenek racing y a comer todo lo que se pueda para la larga jornada. Cielo despejado, los pocos rayos que Hidalgo nos regalaría no solo durante el día sino durante los tres días de competencia; sin poder vaticinar que así sería no lo atesoro y me concentro en la competencia. Saludos, felicitaciones y ánimos de toda la gente al ver un puma te hacen sentir arritmias fisiológicas en tu corazón por el apoyo que la gente te brinda así como cierto compromiso. Un corredor que nos oye platicar sobre el año pasado nos pregunta nuestra experiencia al respecto, de mi boca lo primero que logró decir es que lo que tiene maravillosa, debes de pagarlo con sufrimiento; para mis adentros pienso en la analogía con el resto de cosas en la vida. Sinécdoque ciclista. Palabras iniciales a pie de meta y arrancamos, el pueblo de Acaxochitlán nos despide calurosamente y me sirve para darle fuerte desde un inicio; sorteamos las calles asfaltadas que nos han de llevar a la terracería, apenas menos de un kilómetro y el clásico sonido de una pinchadura, mientras volteas deseando que no seas tú cuando ya sabes que sí lo eres, esperas que el líquido del tubeless haga su trabajo, sin embargo la forma tan abruta de salir del aire , con más prisa que la que yo llevaba por llegar a la meta me hace pensar que el Stan´s hoy no trabajará. Me detengo y un cartucho a la llanta y aunque infla y se detiene el escape de aire a una baja presión me hacen dudar si es conveniente seguir así. Todos me pasan, Toño me alcanza y me deja su bomba portátil para no usar tantos cartuchos, trato de darle a cambio mi desesperación para que se la lleve pero no puedo, es demasiada. La camioneta puma llega a mi auxilio, lo que menos quería tuvo que ser, montar una cámara; después de montar la primera no queda, la segunda parece ser la buena. 40 minutos más tarde y no hay señales de algún otro ciclista. El mayor ruido provenía del roce del aire sobre los tricomas del pasto, sobre las quetas de los insectos. Yola me alienta a dar todo lo que tenga; parto y me hago a la idea de que puedo alcanzarlos, mucho camino por recorrer y doy rienda suelta a las bajadas, me doy un momento para ver los caminos hermosos. Después de mucho tiempo alcanzo a los últimos; bajada muy técnica por la tierra suelta, piedras y zanjas dentro del camino; mi urgencia por rebasarlos me hacen tomar el riesgo; tomo la orilla y ¡un poco más y al desfiladero! Quien lo hubiera visto diría que fue espectacular por el barrido de llantas , el levantadero de polvo y lo peligroso de la maniobra que parecía perfectamente planeada, magistralmente ejecutada; la verdad es que casi pierdo el control de la bici y después del peligro mis manos me temblaban sobre el manubrio. Sigo avanzando y rebaso unos cuantos más pero no me alcanza el tiempo, llego a Tulancingo y la gran mayoría ya está ahí. Descanso innecesario de una hora, la festividad y Tulancingo quiere unírsenos con música, silbatos, serpentinas y demás. Tiempo después esta bella ciudad nos da la despedida. Nuevamente todos a rodar y logro mantenerme con el grupo puntero alrededor de 40 minutos; seguirles el paso a los Escárcega, Lupillo y Tinker “51 años” Juárez me resulta complicado, los dejo ir y veo que adelante Juan Pablo hace lo mismo, Toño me alcanza, trabajamos para alcanzar a Juan Pablo y nos le pegamos un rato; el esfuerzo después de la ponchadura me hace dejarlos ir y sigo mi marcha a mi paso, al final encuentro un grupo donde puedo rodar cómodo y veloz, me doy un poco más de tiempo para disfrutar las subidas y sentir lo agridulce del esfuerzo en las piernas. Aunque nunca dejo de rodar competitivamente, olvido el interés por saber mi posición de arribo, sabia no era la mejor y me hago a la idea de que eso ya no importa, lo importante es rodar. Huasca nos recibe y al recordarnos después de un año, suelta la lluvia sobre nosotros al empezar a caer la noche; estas serían las condiciones durante el resto de la competencia. El día no acaba ahí, montar las casas de campaña, lavar la bicis, comer, bañarse y dejar todo listo para el siguiente día te consumen el reto del tiempo, poco queda para hacer algo más. A descansar pues el siguiente día será arduo.

viernes, 15 de junio de 2012

Crónica de una escapada al Cerro de la Estrella

Por sugerencia del entrenador les comparto mi crónica de una escapada al cerro. Como todos saben en enero de este año me sometí a una cirugía de “corazón abierto” debido a que tenía una insuficiencia severa de la válvula Mitral que ya era necesario corregir, por lo que decidí operarme al iniciar el año. (aprovecho para agradecer a Felipón, Daniel Partida, Alberto Pulido, Calero, Cheluis, Socorro, Obi, otras dos de mis hermanas –Carmen y Mely- y a mi hijo Diego haber donado su sangre). Lo que no todos saben es que la noche previa a la cirugía cuando me iban a realizar un ecocardiograma trans-esofágico (o sea un ultrasonido que llega lo más cerca del corazón que es posible), el residente de anestesiología que me atendió me provocó un paro respiratorio por una mala manipulación del aparato al desatar una reacción del nervio Vago (o sea que me les estaba yendo) mandándome a terapia intensiva donde afortunadamente me rescataron a tiempo. Luego de ese evento al día siguiente me operaron, todo resultó bien y el reemplazo de mi válvula mitral fue un éxito. Otra cosa que tal vez no todos supieron es que a diez días de la cirugía estando todavía en el hospital, con un estornudo y un ataque de tos, se me zafó una de las grapas con las que fijaron el esternón desgarrándome por dentro y abriendo el esternón que motivó una nueva cirugía y me tuvo una semana más en terapia intensiva, alargando mi estancia en el hospital hasta que luego de 23 días y 9 kilos de peso menos me dieron de alta y pude regresar a casa. El domingo pasado 10 de junio cumplí 5 meses de la cirugía del corazón y desde hace unas seis semanas he venido haciendo algo de ejercicio en el gimnasio y caminando con los bastones de caminata nórdica, siguiendo las recomendaciones médicas señaladas para mi rehabilitación obteniendo muy buenos resultados. Cabe señalar que los médicos me sugirieron esperar a los seis meses para hacer los estudios de control para ya darme luz verde en volver a mis actividades “normales” deportivas y que mientras tanto siguiera el plan de rehabilitación cardiaca señalado (bici fija, elíptica y caminadora). Estando en casa ese domingo decidiendo si me iba al gimnasio o no y viendo que era algo tarde (10:30 de la mañana), pensé no ir al gimnasio y mejor solamente caminar en el estacionamiento del condominio donde vivo, sin embargo no pude resistir la tentación de subirme a la bicicleta y sentir un poco del placer que significa pedalear un poco aunque sea en ese espacio tan reducido, aunque pareciera dar vueltas como hámster en su jaula. Ya lo había intentado hacer en un par de ocasiones anteriormente pero no me sentí seguro ni fuerte por lo que decliné hacerlo. Como en el gimnasio ya resisto pedalear por 20 minutos ininterrumpidos en la bicicleta fija y sujetándome del manubrio, le comenté a mi esposa que estaría afuera en la bicicleta y que probablemente le daría una “probadita” a rodar en la cuadra donde vivo. Salí y pedalee toda la calle sintiendo gran emoción, libertad y felicidad por hacerlo sin problema, por lo que pensando que a 5 meses de la cirugía ya lo estaba haciendo. La confianza con la que me sentí me atrajo un pensamiento de: “lánzate al cerro a ver cómo te sientes”, al cuál no me pude resistir y me encaminé al cerro como sediento al oasis, pasé los primeros topes que hay en la cuadra y vi que no había molestia alguna, ni en el pecho ni en los brazos sin embargo pensé que era arriesgado ir al cerro y dije, bueno llegaré al semáforo que está en Calzada de la Viga y de ahí me regreso. Llegué al semáforo y estaba en siga, así que me dije, “es una señal de que continúes”, por lo que no detuve el pedaleo. Tomé la recta de la calle que lleva hasta el eje 3 Ote. Y el viento me gustó percibirlo a pesar de que es una zona que se respira algo sucia y con el calor de la lluvia del día anterior emanaba olores no muy agradables, pero en ese momento me importaba poco. Seguí pedaleando a mi pasito, llegué al eje y estaba también en verde. Caray!! Otra señal de no te detengas, sigue me dijo mi voz interna. Pasé después sin problema la avenida Tláhuac y ahí me dije que intentaría subir en un ritmo tranquilo de pedaleo lo más que pudiera el cerro, pues quería sentir la demanda de la subida y ver cómo respondía mi cuerpo y mi corazón. Al empezar la escalada percibí que mis respiraciones eran más satisfactorias que antes de la cirugía, me sentía como cuando caminé en el cerro el día de la prueba de rendimiento, la sensación de llenado de mis pulmones si correspondía al jalón de aire que hacía y que el sonido de la válvula se escuchaba rítmico y sin molestia alguna en el corazón, sin embargo también me di cuenta que mis piernas estaban débiles o mejor dicho “desencanchadas”, pero el ánimo que me embargaba las compensaban. Pensé que no iba a poder avanzar mucho en la subida, pero cuando menos me lo imaginé ya estaba en la cumbre del cerro dándole la vuelta a la pirámide, la verdad me emocionó mucho y se me puso la carne chinita (inclusive ahorita que lo escribo nuevamente lo siento), pues logré llegar hasta arriba de un solo tirón, con un buen gasto cardiaco, con las piernas tensas pero sin ninguna molestia, los brazos, pecho, espalda, todo de maravilla, sin nada que me tuviera que preocupar y miren que estuve todo el tiempo atento a que si sentía algo que no fuera el cansancio común y corriente o las sensaciones de agotamiento cuando estas desentrenado o que el ritmo cardiaco se alocara o me mareara o sintiera debilidad súbita o algo así. Evalúe mi desempeño en términos deportivos y me sentí como a un 60 por ciento del nivel que tenía en el último entrenamiento que hice en la bici tres días antes de mi operación. Sin detenerme inicié el descenso y al pasar por donde esta el gimnasio del cerro, estuve a punto de irme por la bajada de tierra, pero ahí si me contuve y me dije que ya había sido demasiado bueno llegar a ese día con buena recuperación como para echarlo a perder por alguna caída o algún movimiento que me afectara sobretodo el esternón, porque todavía no lo siento que esté al 100 por ciento recuperado, ya que siento que le falta todavía más firmeza como para sacudirlo con la montaña, por lo que la prudencia me hizo continuar en el pavimento (y miren que ya había pasado por alto el límite de ella). Bajé rápido y tomé el camino acostumbrado sin problema alguno y muy emocionado. Llegue a casa luego de 54 minutos de pedaleo ida y vuelta (la ida la hice en 35 minutos de mi casa hasta la cumbre), sudoroso y feliz. Entré a casa y mi esposa estaba esperándome en la cocina, intranquila porque no estaba en donde le dije estaría, por lo que no pude mentirle y le platiqué que me había ido al cerro, lo que con toda razón provocó que me llamara la atención enérgicamente, no sólo porque se supone no lo debía hacer sino hasta los seis meses del alta del hospital y con la aprobación resultante de los estudios médicos correspondientes, sino también porque me fui sólo y sin avisar, por lo que si me pasaba algo como iba a recibir ayuda. Reconozco que había sido un error (sobretodo lo segundo de no avisar e irme solo), pero lo primero de irme al cerro fue una nueva inyección de vida para mi, por lo que en eso le convine que fuera más condescendiente, le platiqué como me sentí, le mostré mi monitor cardiaco que marcaba un promedio de 135 pulsaciones por minuto y le prometí que me portaré bien de aquí a que me den de alta definitiva a finales de julio. La conclusión de todo esto es que la decisión de operarme del corazón definitivamente si fue la acertada, que el ejercicio si salva tu vida, que la bici de montaña te hace una persona distinta y más fuerte tanto física como mentalmente, que si podré volver a realizar el deporte y la bici como antes, que todo esto que pasé sin mi mujer, mis hijos, familia y amigos no lo habría superado y que aunque fue una imprudencia de mi parte esta escapada al cerro valió la pena, por eso decidí compartirla. Por el momento a portarme bien y ya nos veremos nuevamente montados en la bici en agosto para seguir sacando la garra puma. Juan Carlos

martes, 12 de junio de 2012

A-XCrossTeenek, Cerro de la Estrella y Sultepec en el mismo fin de semana

El próximo fin de semana estará lleno de actividad, empezando por el A-XCross Hidalgo donde se recorrerán 300 Kms en tres días y estarán presentes los hermanos Gama y Daniel Cortés haciendo equipo. El sábado el entrenamiento en el cerro de la estrella y el domingo la carrera en Sultepec, Estado de México. Así que a preparar bien las bicis y a sacar la garra