jueves, 10 de mayo de 2012

Reseña de Daniel Cortes del Bike Marathon Villa del Carbón

Reseña maratón Villa del Carbón 06-05-12 Mi asistencia a esta carrera fue más bien súbita, de inicio tenía planeado ir con el resto del equipo a la pista de la criolla pero más se tardo en hablar conmigo Juan Pablo que el tiempo en que tardo en convencerme de asistir a la competencia de Villa del Carbón, bello lugar enclavado en un fresco bosque de Pinos. Estaba muy emocionado por esta carrera, me imaginé un bello bosque templado, cruzando riachuelos, un maratón y yo de nuevo en la bici de montaña después de una larga ausencia ocasionada por una avería en mi rueda delantera misma que recalcitrante e iterativamente se negaba a desaparecer. Finalmente es domingo y el ritual acostumbrado, viajar, platicar en el auto si es que llevas compañía o (cantar desafinadamente si vas en solitario), llegar, inscribirse, afinar detalles y mentalizarse. Buen equipo que hay para dividirse en las competencias donde a esta asistimos Papá Gama, Juan Pablo Gama, la porra Gama, Andrés, yo y Yola para las fotos y el apoyo. 40 kilómetros de puro bike maratón, pero no menosprecien la carrera por ese nombre, zonas con mucha pendiente, y unos cuantos trazos de descenso técnico hacen de esta pista un recuerdo del que te quieres llevar todos los detalles. Inicia el agitar tempestivo de entes biomecánicos y en un instante todo lo demás no importa, el día aclara y el polvo se levanta. Salgo con los primeros, tratando de mantener un buen paso cuando unos minutos después soy rebasado por otro puma, apenas logro darme cuenta que es Juan Pablo que viene desde atrás y le echo unas bendiciones bicicleteras. Se empiezan a formar los grupos y me encuentro con algunos conocidos, Armando Datoli e Iker Urtiaga del X3M. Por varios kilómetros Iker y yo vamos apresurándonos cada que uno pasa al otro, finalmente después de 15 km no puedo seguirles el paso y me empiezo a rezagar, el eterno estira y afloja se hace presente y al regresar a la presa subir con la bici en la espalda pues es la única forma de hacerlo. Yola en espera de los corredores para darles animo y “reanimante” líquido. 25 km de carrera ya y sin embargo lo más difícil estaba por venir; unas subidas que te hacen ver el cielo, pero te hacen sentir el azufre del infierno en las piernas, el resto de la carrera este fue el juego, cuando uno pensaba que la pendiente que uno estaba subiendo era difícil, la siguiente se presentaba así misma con un mayor reto, en un par de ellas aunque eran perfectamente rodables, el grado de inclinación y el cansancio me hicieron desmontar de mi bici; sin embargo, estas pendientes de más de 10 km también tuvieron un lado dulce. Pendientes y distancia son mi territorio y aquí fue mi momento, todos aquellos que me dejaron km atrás me tuvieron que volver a ver pero en situaciones diferentes, incluso me di el lujo de rebasar un par a pie. Al final, columpios y descenso con su propia marca de dificultad, escalones, saltos, piedras, arroyos, hojarasca resbaladiza, etc. Último km y empiezo a ser rebazado, me aprovisiono con mis últimos restos de energía y trato de evitarlo, voy por el último y la vereda me hace imposible rebasarlo, sprint final y por un mordisco de rueda le gano el decimo segundo lugar. Al final JP se hace del octavo lugar, me cometa que un par de resbalones le hacen perder tiempo valioso. Excelente organización, nunca es fácil armar un evento en medio de la no civilización y menos aún un maratón. Después de las revoluciones cardiacas y la agitación de los humores hipocráticos; una buena comida y la mejor compañía hacen el mejor aderezo del plato principal: saberte contento con tu propio desempeño.

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