martes, 13 de marzo de 2012

Crónica de Daniel Cortes del maraton de Parres

CRÓNICA DE UN DESASTRE CUASI-ANUNCIADO
La semana pasada varios integrantes del equipo Puma decidimos ir a recorrer la pista para determinar los pormenores de la misma, donde podríamos hacer explotar las piernas, donde darles un apapacho y donde con gracilidad dejar una estela de técnica en el descenso. Caminos mal trazados y señales extirpadas del camino ¿Quién o por qué? Un misterio del cual aún no sabes su origen; sin embargo, pese a un primer intento fútil por terminar el circuito, en una segunda ocasión lo logramos. Pista rápida con bajadas intrépidas rutas anchas que no por ello sencillas pues la velocidad así como los terrenos sueltos compensan la “falta de complejidad” en el camino; pero por sobretodo, paisajes bastos de un verde de Machado, de verde cloroplástico, de verde seductor. Ese día supe que mi emoción del siguiente fin de semana sería mayor, una pista que en palabras de Dany Partida “estaba a mi modo” pues viniendo de la ruta se me acomodaba más.
Día de las acciones y sé que esta jornada será completa (no de la forma en que yo me lo imaginaba) en cada sentido pero todo mi yo cabría en este día modular, ciencia, ciclismo, mi novia, y todo ello musicalizado con banda sonora de metal; ¿algo más? No gracias. Pasó al lugar de encuentro con Yola y el sistema de transporte le juega una broma dominical ¿por ser día de guardar nadie tiene cosas que hacer? ¡No! El tren sin pasar pero sí el tiempo; ¡¿Dónde está la palanca de emergencia para que lo detenga?! Por fin llega y a darle al trabajo; sin embargo las cosas ahí también toman su propio rumbo fuera del que yo había estipulado; la vida incluso en cajas de Petri, moldea su camino. Ya de camino a Parres una motocicletas nos pasan por nuestro flanco izquierdo, mi ojos primero en sus corceles motorizados e inmediatamente los ojos al retrovisor para ver a mi propio corcel esperando serenamente ver su momento. Yola ve esto y dice con verdad desbordante: A algunos les encanta sentir la velocidad; a otros, producirla.
Llegando tarde al evento y poco tiempo para hacer los menesteres habituales. Salida problemática pero al fin los pumas en modo competitivo. Poco a poco posicionándome en lo que consideraba un buen lugar, subidas exigentes desde el inicio pero tomándolas no con fuerza sino con sabiduría cuando la primera de las desgracias me acaece; uno de los pernos de los tirantes de la bici a punto de salirse, paro rápidamente y a repararlo, el trabajo en posiciones rápidmente ganado, se ve de la misma manera perdido, reordenamiento en el plan del día y a alcanzar posiciones, subiendo con fuerza y bajando con prestanza misma que no duro mucho pues antes de llegar a al valle y en la brutalidad de las rocas del descenso un pellizco a mi rueda delantera la hacen perder presión , el estruendo rápidamente redirecciona mi atención hacia la bici y un segundo ruido de despresurización me hacen imposible seguir rodando; diagnostico: ponchadura; entre inocencia, ingenuidad y negligencia me veo atrapado en una situación que de mi propia mano no tiene solución, sin cartuchos de gas, sin cámara, una bomba pequeña y mi confianza reventada sobre un piedra creí mi competencia había terminado. El primero en darme una mano, una cartucho y su apoyo fue Oscar P; no logramos poner a rodar la bici y la desesperación se hacía más fuerte, otros integrantes pumas pasaron ayudar pero tampoco pudimos hacer nada; finalmente Felipe y Mauricio se quedaron a ayudarme. Mi mente comenzaba a iniciar el plan de acción B; -estoy a 15 km de la carrera, creo es más fácil si camino para atrás que para adelante y así llegar a meta, no precisamente cruzarla. Al final, Hugo Gonzalez del equipo X3M con sus diez años de experiencia guardados en su bolsillos nos dijo que y como hacerle, todo listo y ¡a darle nuevamente! Ya mejor dedicados a disfrutar la carrera mi cadena se rompe; HugoMan al rescate nuevamente me ayuda para poner en funcionamiento a mi Nixtli adolorida. Turno de Mauricio y su Duo Dinámico Felipe y su cadena atorada en los rayos, reparación trabajosa pero la bici vuelve a rodar. Inicio de descenso escucho un nuevo grito de ayuda de mi bici, el aprisionamiento del rotor posterior la hacía gritar de dolor; un paliativo para que no rosara tanto con las zapatas e intentar llegar. Lo que en un inicio era una competencia, había pasado por un avistamiento de la belleza del lugar, la lluvia relámpagos y granizo finalmente lo convirtió en el simple, sencillo y primigenio deseo de llegar a casa. Granizo intenso con la palabra dolor escrita en sus fractales hídricos daban fuerte en todo mi cuerpo; mis piernas las más resentidas, volteo a verlas con la idea de resguardo en mi mente pero mis ojos ven un puma plasmado en una licra y lo que eso significa, recordé que había querido lluvia para la competencia y ahora la tenía, sin decirles nada, mis piernas decidieron seguir el camino imprimiendo una sonrisa adolorida en mi rostro. Encuentro a Hugo guarecido y me comenta que un relámpago le pasó cerca y decidió protegerse, lo acompaño a la vez que le comento que con mi recorrido de la semana pasada no me fue suficiente para llevarme a buen puerto pero si bastó para indicarme que ahora estábamos oficialmente perdidos. Ya con Felipe y Mauricio decidimos tomar nuevas acciones, llegar de la manera más parsimoniosa y encontrados en la ciclopista , ese era el camino. Con el frío ya guardado en los bolsillos nos dirigimos a nuestra empresa final, llegar de una u otra manera.; Minutos después, agua extra en el cuerpo y ciclistas de menos en la meta nuestro arribo al campamento sin meta, al auditorio sin músicos, a la noche sin estrellas; pero eso sí con todo el equipo puma en espera.
AL final del día los chavitos nos cobijaron de la lluvia a todos bajo sus medallas; Diego 1o, Daniel Jr. 2o y Ceci 4º.
En retrospectiva me sentí en odisea griega versión MTB, como un Ulises más escuálido, menos años de viaje, sin Ítaca y menos métis.
Pese a que considero esta mi segunda peor participación en cualquier competencia deportiva; y desilusionado porque este era el cuando y donde para sacar la garra puma, las cosas no se dieron, tras una reflexión que no necesita de profundidad dada su claridad recuento y pienso en todo lo que me dejo en experiencia personal. La cuestión mecánica por su obviedad es intrascendente para estos términos, su corrección radica en medidas exactas, pero lo que sí quedó plasmado es la incondicionalidad del ciclista y de los pumas ante las risas pero más aún ante la adversidad y por todos ellos pumas o no ¡Un goya con fuerza desde acá!

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